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Construcción Modelo Educativo
Construcción Modelo Educativo

 

En el escenario global y complejo en que nos encontramos se hace necesario transitar de una Política de Formación Profesional a un Modelo Educativo que esté en concordancia con las demandas y retos actuales del siglo XXI, ejerciendo como institución y fomentando en nuestros programas de estudio el ejercicio de un rol activo y comprometido con el bienestar, desarrollo social, económico y medioambiental de nuestra sociedad. 

Es indispensable contribuir al desarrollo consciente, responsable y estratégico del entorno con miradas inter y transdisciplinarias que defiendan la calidad de vida de la humanidad, abordando la diversidad, valoración de los recursos naturales y aspectos que inciden en las grandes problemáticas mundiales.  La comprensión profunda y crítica de los contextos en los cuales nuestros egresados tendrán que intervenir, constituye una herramienta base para la transformación en beneficio de la sociedad y mejor calidad de vida para las futuras generaciones.

Para enfrentar los desafíos actuales y futuros de la educación superior el Modelo Educativo debe considerar a la persona como un ser integral, compuesto por diferentes dimensiones que deben ser abordadas como un todo en la formación. 

Un desarrollo integral de la persona permite reconocer las diferentes potencialidades de cada uno y tener consciencia de las debilidades, buscando así colaborar desde las fortalezas para enfrentar de manera conjunta desafíos locales, nacionales e internacionales.

La formación debe prestar atención a las necesidades de una población más amplia y diversa que la habitual y reaccionar de manera oportuna con especial atención a un continuo formativo y al desarrollo de habilidades emergentes y personales que permitan moverse y fluir en terrenos inciertos. 

Los últimos 10 años contar con una Política de Formación Profesional permitió ordenar la formación de pregrado, orientar este quehacer para hacerlo coherente con las demandas nacionales e internacionales y situarnos en un marco competitivo con otras instituciones de educación superior, sin embargo, con el paso del tiempo estas políticas como instrumentos orientadores y normativos se vuelven estrechas e insuficientes para abordar los desafíos que hoy plantea la educación superior.

Es por lo anterior, que en la actualidad se requiere de un modelo integrador que traspase y apunte a todos los procesos formativos de la universidad: formación técnica, pregrado, postgrado, y formación continua, en el también entendido que la reconversión laboral se hace cada vez más presente, siendo el aprendizaje continuo y a lo largo de la vida una constante necesaria de instalar en todos los niveles generacionales.

Un Modelo Educativo marca la ruta necesaria que debe tener toda oferta formativa y plasma el sentido primordial que mueve a una institución de educación, traspasando cada una de sus funciones, por lo tanto, un modelo educativo expresa los rasgos distintivos de la Universidad, expresado a través de pilares que orientan y operacionalizan el actuar, diferenciándose de otras instituciones de educación. 

El Modelo y sus directrices permiten articular el quehacer, otorgando coherencia institucional a toda la oferta formativa que se entrega. En esencia este debe entregar claridad sobre el tipo de persona que se desea formar; los conocimientos, habilidades y actitudes que se requieren desarrollar para convertirse en esa persona y cómo es necesario enseñar todo esto para alcanzar el gran propósito que se busca. 

El Modelo se funda en la misión y principios que la institución profesa expuestos en los estatutos que rigen su accionar, expresando el compromiso y responsabilidad que se tiene con el territorio al cual pertenece la institución. 

Un modelo educativo surge del consenso de la comunidad que participa de diferentes formas en su elaboración, por lo tanto, la comunidad completa se hace parte del mismo, aportando en el diseño de estrategias y promoviendo las conductas que son requeridas para plasmar el sello que la institución desea marcar.  

El Modelo Educativo sustenta la formación a través de pilares que están en concordancia con la misión institucional y los estatutos que la rigen. Los pilares representan los grandes desafíos y compromisos que la institución asume y que deben estar presentes en las diferentes acciones que la universidad desarrolla o ejecuta para aportar a la trayectoria formativa del estudiantado. 

Los pilares conectan con las demandas locales y globales relacionadas con los desafíos del siglo XXI, se determinan considerando información disponible y levantando nueva información con la comunidad interna y externa, orientando de esta manera la formación integral que la institución ofrece.

La universidad está desafiada constantemente a entregar una formación de excelencia y calidad, para ello una de las condiciones necesarias es la evaluación permanente de procesos y resultados con miras a contar con información que oriente la toma de decisiones y posibilite la mejora continua. 

Contar con un modelo educativo que articule procesos y dé coherencia a las diferentes acciones que se implementen resulta fundamental como herramienta de desarrollo y gestión para resguardar la calidad de la formación. En este sentido el modelo educativo estará acompañado de una propuesta evaluativa que permita el seguimiento, monitoreo y evaluación de la implementación para realizar los ajustes necesarios que vayan encauzando y mejorando las formas de hacer efectiva la propuesta.

Un aspecto relevante del aseguramiento de la calidad es la autorregulación, por lo que será necesario promover que una organización aprenda y mejora a partir de la reflexión crítica y evaluación sistemática que llevan a cabo sus propios miembros.

Las instituciones de educación superior actualmente se rigen por la ley 21.091 que, dentro de otras cosas, establece nuevos lineamientos de acreditación institucional, los que hoy se hacen concretos a través de los nuevos criterios de acreditación. De manera particular las universidades estatales,  deben responder además a una ley específica para ellas, la 21.094.

Ambas leyes, vigentes desde el año 2018, plantean desafíos importantes a la universidad, como son la elaboración de nuevos estatutos y la  generación de proyectos educativos de acuerdo a los requerimientos y necesidades de los distintos territorios y realidades del país.

En este marco la Universidad de La Frontera, como institución estatal y pública  tiene la responsabilidad de generar un Modelo Educativo  coherente con las demandas presentes en la ley, los requerimientos de la sociedad y la visión del Estado sobre el Sistema de Universidades Estatales.

Complementan este marco normativo otras leyes que son esenciales para la regulación de las  universidades, algunas de las más significativas son: la Ley 20.129 que establece el Sistema Nacional  de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior; la Ley 20.422 que establece normas sobre  igualdad de oportunidades e inclusión social de personas con discapacidad; la reciente Ley 21.369 que busca establecer ambientes seguros y libres de acoso sexual, violencia y discriminación de género, para todas las personas que se relacionen en comunidades académicas de educación superior, con prescindencia de su sexo, género, identidad y orientación sexual.

           


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